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Hace mucho tiempo en un pueblo llamado Tupelo vivían dos hermanos llamados Filiberto y Rufino.
Los dos eran altos y delgados y les gustaba ayudar a la gente, pero lo que más les era la música.
Todos los días iban a clases de música al centro de la ciudad.
Un día, en una de sus clases, se les estropeó el amplificador. Cuando acabaron la clase, fueron a comprar uno a una tienda nueva que habían abierto hacía poco. Al entrar, los dos se quedaron alucinados porque las paredes estaban llenas de fotos de Elvis Presley y siempre había sido el ídolo de los dos.
Reconocieron al vendedor porque fue un cantante profesional que había cantado las canciones de Elvis Presley durante años.
EL ROBO
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